Cómo separar la cocina del salón

En los últimos años, las cocinas abiertas han ido ganando cada vez más seguidores, especialmente en las construcciones modernas, que buscan aprovechar el espacio al máximo. Pero además, integrar la cocina con el salón no solamente permite ganar sensación de amplitud, sino que también imprime personalidad a una vivienda.

Además, las cocinas abiertas ofrecen otras ventajas como poder vigilar a los niños mientras juegan o ven la tele, y formar parte de la acción mientras se está cocinando.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la cocina y el salón son dos zonas con usos totalmente distintos que no siempre queremos mantener totalmente abiertos. Entonces, ¿cómo integrar ambos espacios sin perder privacidad y que el resultado sea amplio y moderno? KuchenArt tiene la solución.

Ideas para separar la cocina del salón

Si eres de las personas a las que les gusta disfrutar de cierto nivel de privacidad en ciertos momentos, existen soluciones para separar la cocina del salón en este tipo de espacios. Por eso, en este artículo te damos algunas ideas para que puedas disfrutar de una cocina y un salón perfectamente delimitados, pero en contacto, sin perder ni un ápice de estilo.

1. Mamparas de cristal

Las cocinas abiertas son bastante habituales en las casas pequeñas, pero también quedan muy bien en viviendas amplias. En ambos casos, las puertas de cristal son una magnífica solución para mantener la privacidad en ambos espacios al mismo tiempo que permitimos el paso de la luz con mayor fluidez. Con el añadido de que, en el momento que queramos, podemos disfrutar de un espacio semi abierto.

2. Puertas correderas

Las puertas correderas también son una buena idea para separar la cocina del salón. La idea es muy parecida a la de las mamparas de cristal, pero en este caso los paneles son completamente opacos, por lo que la privacidad es mayor. Con  sólo cerrar la puerta, podrás alejar el espacio de miradas indiscretas y mantener tu salón aislado de los ruidos y malos olores procedentes del interior de la cocina.

3. Una barra de cocina

Puedes aprovechar la separación entre el salón y la cocina para dar un toque más práctico al diseño. Puedes usar una barra de cocina para delimitar ambos espacios de manera funcional, pero sin perder estilo, quedando un resultado muy atractivo. Otro recurso muy útil en la misma línea son las islas de cocina, pero dependerá mucho del espacio y del presupuesto que tengamos disponibles.

4. Puertas francesas

Para aquellos que buscan algo más de intimidad, las puertas francesas son una fantástica opción. Gracias a sus ventanitas de cristal, podrás seguir teniendo continuidad visual en todo el espacio, pero cerrarlas por completo cuando quieras, de manera efectiva y elegante. Además, pueden ser tanto abatibles como correderas en función de lo que encaje mejor con la distribución de tu vivienda.

5. Un muro a media altura

Si te encantan las cocinas abiertas, pero quieres delimitar ambos ambientes, los muros a media altura son una solución muy económica. Además, si quieres disfrutar de un extra de intimidad, siempre puedes colocar algún elemento decorativo sobre la superficie como un acuario, plantas o un jarrón. Incluso puede combinarse con una mampara de cristal desde la mitad hacia arriba.

6. Con mobiliario

Una de las formas más sencillas de separar la cocina del salón es a través de muebles, mesas de trabajo, un mueble aparador, elementos de almacenaje o incluso una chimenea decorativa.

7. Con el comedor en medio

Se trata de una solución muy práctica que no te supondrá ningún coste extra y que, además, tiene la continuación natural de nuestros hábitos, ya que de la cocina pasamos al comedor y del comedor al salón. De esta forma, podemos tener cerca de la cocina el sitio donde comemos, por lo que podemos llevar y recoger los platos y la comida con facilidad, combinando a la perfección la decoración con un estilo de vida más cómodo.

8. Suelo

Si te gustan las cocinas abiertas y tienes una vivienda pequeña, una de las soluciones más económicas es marcar el límite entre ambos ambientes con un suelo diferente. Pero además es buena idea si tenemos en cuenta las cualidades de calidez y resistencia de los materiales para cada una de las zonas. Por lo general, suelen usarse porcelánicos para la zona de la cocina y tarimas de madera o suelo laminado en la parte del salón.

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